Tiempo sin publicar, les dejo un cuento ahora que se acerca Halloween, espero que les guste:
Los lobos, la caperuza y un encuentro fortuito
"La nieve estaba densa, la tormenta
del día anterior había borrado todo camino o huella como si su única intención
fuese el que nadie pudiera llegar al pueblo. El cazador conducía su carreta
rumbo a su hogar en el bosque, sus bolsillos venían llenos y su garganta
caliente. La noche estaba inusualmente tranquila y oscura debido al cielo
nublado, pese a ello no había una sola brizna de viento, sin embargo el frio
calaba hondo; un trueno exploto sobre la carreta del cazador sin avisar
siquiera forzando al hombre a dar un brinco sobre el asiento de la carreta, un
rayo de luna se escabullo entre las nubes iluminando en parte la ruta delante
de él y fue así que logro distinguir un cuerpo tirado en medio de la nieve,
justo a tiempo para evitar pasar con su carreta sobre él.
Bajo de su carreta y a duras penas
pudo moverse en la profunda nieve hasta llegar junto al cuerpo tirado en el
suelo que resultó ser el de una niña, de piel blanca como la nieve y cabello
negro como la noche, estaba desnuda e inconsciente. -Quizás está muerta- pensó
el cazador, miro en derredor suyo y no pudo explicarse cómo es que la chica
había llegado a ese lugar, pudo menos explicar cómo es que parecía estar
durmiendo profundamente o él porque estaba desnuda, al acercarse a ella sintió
la respiración tranquila de la niña y le extraño lo tibio que estaba su cuerpo.
Volvió el cazador a su carreta y cogió una piel de lobo cobriza, casi carmesí,
con la cual había mandado a fabricar una caperuza y con ella envolvió el cuerpo
de la niña.
Continuo su camino rumbo a su hogar,
intrigado por el descubrimiento de aquella noche deseando ver a su mujer,
contarle y mostrarle la curiosa carga que llevaba con él. Una suave brisa
arrastro consigo el aroma del cuerpo de la niña mezclado con el olor de la piel
carmesí, el cazador se sorprendió disfrutando del aroma, pues le parecía el
olor de los árboles, la humedad y la tierra. De golpe salió de su ensueño
cuando se percató que tenía compañía, sin poder ver su número sus pasos en la
nieve delataban la manada de lobos que rodeaban su carreta y le seguían. ¿Hace
cuanto rato estaban tras de él y porque razón se habían delatado justo ahora? Fue
lo que pensó el cazador, mientras con su mano derecha buscaba a tientas su arma
para poder defenderse de un inminente ataque; una suave y pequeña mano retuvo
la del hombre, al voltearse se topó de frente con el rostro de la niña que
había recogido, sus ojos eran plateados y brillantes, su sonrisa era cálida y
serena, aquella niña emanaba sabiduría, deseo, nostalgia y a su vez el cazador
podía presentir el peligro de dejarse llevar por aquellos ojos plateados.
-Debemos
llegar pronto a casa- le susurro la
niña al oído. -Allí te daré lo que tanto anhelas- El cielo había abierto casi por completo, la
luna inundaba los caminos y el bosque, para el cazador lo único en su mente era
la pequeña cuyo cuerpo tibio y suave sentía junto a él. Los lobos dejaron de
seguirlos mientras la luna crecía cada vez más y se teñía de color rojo, la
manada emprendió el rumbo de regreso al pueblo desde donde habían seguido al
cazador, aullando y resoplando con el deseo de sangre en el hocico."
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