domingo, 6 de enero de 2013

Dos relatos cortos.

Hacia su buen rato que no publicaba nada, la vorágine del fin de año me arrastro y me dejo botado en la playa recién hoy, me disculpo por eso y espero ponerme pronto al día, igual esta complicado, escribir demora mas que publicarlo en el blog. En fin.

Este par de relatos los escribí para "Cuentame Valparaiso", el concurso de micro relatos que se hace cada año. No soy muy fan de participar en concursos, tengo mis manías a lo Expediente X que todo es una conspiración para que algunos ganen y que todo viene arreglado de un comienzo, pero bueno, son manías y tengo que superarlas, creo que todos los autores son algo paranoicos con ese tema. Aquí van los dos micro relatos. "La Promesa de Volver" es del año 2011 y "Una Luz Para Mariela" del 2012, espero les gusten.






La Promesa de Volver.


         El día que me embarque por vez primera, mi abuelo me relato una historia.
         Al principio del tiempo estaba la tierra y el mar. En tierra vivían los hombres, quienes ansiaban navegar el mar, pero no podían pues las sirenas se oponían a que entraran en su hogar. Cierto día los hombres se hartaron y decidieron ir a la guerra contra las sirenas. Antes que la batalla empezara una sirena comenzó a cantar, de pronto el violín de un hombre respondió y aquellos corazones llenos de rabia se calmaron, rieron, bailaron e hicieron el amor toda la noche. Al llegar el alba sirenas y hombres decidieron vivir en esta tierra junto al mar que tanto amaban y crearon un paraíso a donde poder volver después de navegar.
      Así nació Valparaíso dijo mi abuelo, ahora ve y busca tu sirena, que tu tierra estará esperando que vuelvas.
           
           

-FIN-






Una Luz Para Mariela.


¡En mi familia no hay maricones!... Esas fueron las últimas palabras de su padre, mientras lo echaba a la calle a correazos, su madre avergonzada no saco la voz. No era su hijo nunca más, no llevaba un nombre propio; hacer la calle era su única opción, lo difícil fue sobrevivirla y no quedar con cicatrices como su espalda.
Cuando hace frió le duelen y a veces piensa que su padre tenía razón, porque en su familia nunca hubo maricones, era solo una mujer en un cuerpo ajeno.  Si aquel que se enamoró de ella no hubiese sido un buen hombre, su destino habría sido diferente.
Ahora dedica su tiempo a ayudar a niños que deambulan por las noches del puerto y cada 1 de septiembre enciende una vela, pide por el niño que perdió a sus padres y agradece por Mariela la mujer fuerte en que se ha convertido.


-FIN-




C.


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