lunes, 8 de abril de 2013

Un tango para un dia lunes.

Uf!... Tiempo sin andar por aqui, la vida te quita bastante tiempo cuando la pasas bien y estas haciendo cosas. Pido disculpas por la ausencia y espero poder ponerme al dia pronto. Hay varios proyectos caminando e ideas dando vueltas, que es lo bueno. Pronto subire algo de la nueva novela que me autoedite hace ya un mes. A ver si se interesan y quieren comprarla.

Por ahora les dejo un pequeño cuento, que es mi forma de decir, estoy de regreso y con mas ganas. Escribiendo lo que me gusta escribir y esperando acumular experiencia en pos de la oportunidad de publicar profesionalmente.

"Tango para una estrella" es mi humilde homenaje a una de las expresiones del baile y la musica que mas me gustan, estoy trabajando en una ilustracion, perdiendole un poco el miedo a los lapices y tratando de ser mas polifuncional. Si no fuese tan tieso y tan timido, quizas y me atreveria a aprender a bailar tango como se debe. Espero que les guste y que podamos volver a encontrarnos por aca nuevamente. Compratan y difundan y muchas gracias por leer.





"TANGO PARA UNA ESTRELLA"


            El bandoneón crujió con el crepitar de los dedos finos de su maestro, y ella deslizo sus tacones a través del entablado con la gracia de una leona. Colgado del ala de mi sombrero le deslice una mirada enarbolada, mientras el humo de mi cigarrillo cubría la distancia de nuestras almas.
            Hice el humo a un lado y camine con paso resuelto hacia la abertura en su ajustada envoltura. Ella emulo una sonrisa y me detuvo a un palmo de sus secretos. Me rodeo con aires de quien examina una presa y su uña seguía su camino en un acompasado tango.
            Al terminar su segundo paseo la intercepte con el muro de mi costado, ofreciéndole mis brazos para que se hundiera en ellos, en vez de eso, la fiera me empujo con la fuerza del torbellino, llevándome del amanecer de sus ojos al atardecer de sus encantos.
            Como pude me defendí casi impotente ante su avance, una rápida finta y mis manos se encontraron con su cintura y se abrazaron a ella como amantes separados por las eras. Sus dedos grabaron su nombre en mi espalda y mis pasos firmes la alcanzaban en la retirada.
            Mi mano buscaba en su piel el sonido de su deseo, pero ella, fiera en su andar gallardo me intercepto con su pierna entre las mías, un rápido movimiento de su suave rodilla me dejo inclinado sobre su cuello a la distancia de un suspiro y sin poder hacer nada por besarlo.
            Le devolví el atrevimiento con un giro rápido y su espalda se distendió en un profundo jadeo. Clave mis caderas a las suyas buscando las maravillas que me eludían, sin embargo ella con una sonrisa y un movimiento de su cintura, rápida como una idea, me dejo la marca de sus labios en la nuca.
            Con paso firme, pecho henchido y el deseo de probar sus labios avancé el abismo que ella puso entre nuestros cuerpos, sonriente y desafiante me hizo un gesto con su barbilla para ver que tanto podía arriesgarme y sus ojos saborearon la sorpresa de verme nuevamente colgado de su cadera.
           Las manos se enlazaron con el fuego del deseo tanto tiempo retenido, extasiado en su sonrisa, presa de una juguetona gota de sudor que se deslizo hasta su pecho, con mis dedos levante delicadamente su brazo, dejando un escalofrió en mi recorrido.
          Y todo a nuestro alrededor fue perdiendo la forma, mientras los acompasados movimientos empujaban y cedían ante nuestro amor. Las marcas en el tableado, tacones resueltos y firmes. Mi sombrero saludo a su sonrisa y sus labios se fundieron con el sabor achocolatado del tabaco en mi boca.



Eduardo Cossio

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